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Dejar que el corazón brille y querer compartir ese sentimiento molesta enormemente a quienes, por otra parte, han sumergido sus corazones en la oscuridad total . Desear que otros se regocijen en tu felicidad no debe apagar tu luz.
Pero es bueno que lo sepas. En esta vida hay quienes tienen una esencia luminosa que brilla sin cegamiento y quienes ciegan con toxicidad . Estas últimas personas son, además, el símbolo de lo que nos asusta y nos apaga cuando más buscamos apoyo.
“La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual”
Recuerda: estas personas no te necesitan, ni te beneficias de su presencia. Porque los amigos se calientan en momentos de sufrimiento y se regocijan cuando hay metas y motivaciones, y casi siempre hay.
Deja que las personas tóxicas se ahoguen en su propio veneno.
La luz y la oscuridad son parte de la naturaleza, por lo que las personas brillantes y las personas oscuras se comunican entre sí y algunas veces se infectan entre sí. Esto es precisamente por lo que es fácil encontrarse con personas que viven en la oscuridad y que están molestas por la luz que emiten.
Tu luz no es desagradable, es solo que algunas personas necesitan robarla para sentirse mejor, porque en su alma hay malicia y en sus venas hay envidia, mucha envidia. ¿Conoces esas setas estéticamente muy hermosas, pero no comestibles? Bueno, con las personas tóxicas es lo mismo: te acercan y te hacen creer que estarán presentes para ti y luego, cuando es el momento de la verdad, te envenenan.
Por esta razón, debes evitar las compañías tóxicas y soltar a las personas que no comparten tu felicidad . Si lo piensas bien, aquellos que no están contentos con tus éxitos no te aman realmente y esto es lo más importante.
¿Ser feliz se ve mal o está bien?
Nos encanta compartir buenas noticias con las personas que conocemos, impregnar a alguien con nuestras esperanzas o alertarles de que hemos encontrado nuestro lugar en el mundo. Y lo hacemos a través de las redes sociales , por teléfono, por correo electrónico, a través de canciones o en miles de otras formas.
Por esta razón, no comprendemos la insatisfacción de ciertos gestos que desaprueban nuestro estado de alegría: esperaríamos una sonrisa, un abrazo, un “¡es fantástico, felicitaciones!” ¿Te ha pasado alguna vez? En esos momentos, la luz que nos hizo brillar se difumina y la emoción se pierde porque no encuentra una reacción de apreciación.
Cuando tales episodios se repiten varias veces, llegamos a la conclusión de que la felicidad es contagiosa solo para aquellos que se dejan infectar : sucede que nuestra paz interior causa incomodidad en los demás, pero esto no tiene nada que ver con nosotros, sino con la administración. otros de sus emociones.
Es su oscuridad la que daña tu luz.
Reflexionando sobre el tema de hoy, se me ocurrió una idea muy interesante, con la que quizás estén de acuerdo: las personas que odian nuestra luz son como las muelas del juicio, y ahora explicaré por qué.
Las muelas del juicio, tarde o temprano, deben salir y probablemente no lo hagan en armonía: al principio no se molestan, pero cuando creemos que estamos bien, comienzan a lastimarnos. En ese momento, nuestra moral se reduce y la energía se nos quita , por lo que estamos obligados a eliminarlos, a eliminarlos, para que no compliquen nuestra existencia. Una vez eliminado, el alivio que sentimos no tiene paralelo.
Las personas con escarcha en el alma, y que no pueden calentarla, generan un impacto igual al de las muelas del juicio: en algún momento de nuestras vidas las encontraremos, porque son parte de la especie humana. Sin embargo, no debemos olvidar que las muelas del juicio no sirven de nada, sino que dificultan nuestra higiene personal. Continúa brillando con tu luz y no permitas que la oscuridad de los demás invada tu alma.
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Marcos Vélez
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