Los portugueses podrían convertirse en el espejo en el que mirarnos, si no fuera porque algunas fuerzas políticas se empeñan en colocar al sector el sanbenito de las “pseudoterapias”.
Marcos Vélez Cabezuelo, presidente de APENB, se sincera en una entrevista concedida a este medio (y que publicaremos íntegra a finales de este mes), en la que, entre otras cosas, constata su hartazgo por la falta de voluntad de algunos agentes del mundo asociativo para alcanzar acuerdos transversales que dejen atrás las diferencias y presenten un proyecto común a las autoridades o instituciones competentes.
¿Portugal es el modelo a seguir?
Llevo cinco años trabajando en la regulación de las terapias en aquel país. Ellos ya han conseguido una regulación, hasta el punto de que cualquier portugués puede presentarse con su tarjeta sanitaria en la consulta de un médico o de un naturópata. Nosotros presentamos esta propuesta de ley, obviamente adaptada a la legislación española, en el Ministerio de Sanidad. El tema parece parado. Estamos pidiendo algo tan sencillo como una regularización, un marco de competencias que determine qué podemos y qué no podemos hacer. Parece mentira que Portugal tenga el sector regularizado, y nosotros estemos igual que hace tres décadas. Da la sensación de que sólo estamos para pagar impuestos.
¿Está cansado de escuchar términos como “pseudoterapia” o “pseudociencia”?
El prefijo “pseudo” parece interpretarse como algo que no existe. Y las terapias están ahí, son reales. Otra cosa es que haya buenos y malos profesionales. En nuestro ámbito, como en todos, hay personas cualificadas y personas no cualificadas. Lo que no puede ser es que nos metan a todos en el mismo saco bajo la etiqueta de “pseudociencia”. Quiero dejar claro que todas las asociaciones, y no sólo APENB, estamos en contra de la mala praxis y de lo que está sucediendo con supuestos fraudes utilizando el nombre y la imagen de nuestra profesión. Por supuesto que hay que denunciar estos hechos, perseguir a los responsables y meterles en la cárcel si es preciso. El que cometa el delito, que lo pague; pero no tenemos por qué pagarlo todos.
En algunos centros sanitarios de la red pública ya se vienen aplicando terapias bajo el paraguas de la Medicina Integrativa. ¿Le suena incongruente con el discurso de las autoridades?
Eso es, en Barcelona ya existen Unidades de Oncología Integrativa. Esto no se puede omitir. Hay que dejarse de terminología holística, complemetaria, alternativa, etc. y hablar de Medicina Integrativa, o Terapias Integrativas (como en Portugal). Porque Medicina sólo hay una, y conviene que trabajemos juntos en ese marco integrador sin riesgo a ser tratados como delincuentes. Una cosa es evidente: los garantes de la salud pública en este país están en el Ministerio de Sanidad. Así que, si creen que estamos atentando contra la salud pública o provocando un daño irreparable, lo tienen muy sencillo: que elaboren un decreto ley y se carguen el sector de las terapias de una vez.
fuente: Mi Herbolario
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